Presa herida

Como una gacela herida
saliendo a flote tras el naufragio,
débil, como la estela de una estrella,
a punto de extinguirme o de brillar.

Como la resaca de las olas,
como el último rayo de sol que asoma tras el horizonte,
como el punto y final de un hasta luego,
como la última bala en la recámara,
en tiempos de guerra.

Como la última llamada, la ultima oportunidad,
caminando sobre el alambre con pies de plomo
hundiéndome en la supervivencia
casi sin aliento.

Tiempo de recuperarse, de curar heridas,
de cerrar puertas y abrir ventanas,
de dejar que entre aire nuevo
de dejarse llevar

Cuando los pies cansados no son capaces de elegir un rumbo
y las alas no están preparadas para desplegarse,
es tiempo de mirarse al espejo,
caminar hacia delante,
aunque no exista una meta.
Pasito a pasito, avanzar.

Quizá no tenga meta...
pero conozco mi rumbo,
y mis pies no están parados.
Siguen caminando aún con las heridas abiertas.

Sobre la verdad

La verdad es un golpe.
Un bofetón de realidad en la mejilla del alma
que vuela hacia nosotros como un halcón
verdad, hoy soy tupresa.

Te temo incluso antes de saberte
sumisa me inclino esperando un vendaval
que nunca llega
porque hace ya rato que se marchó
y me dejó aquí
inconsciente y paralizada
como las rocas, viendo venir las olas
a romperme en mi.

La verdad oscura y clara, pura,
cruel como las fiestas que caen en domingo
cruel como el granizo de verano.

Con su fuerza te rompe los cimientos
los principios
te rompe.

Pero con su fuerza y su vaivén
te recompone de nuevo.

Por la verdad y para la verdad,
ante las dudas,
pero con el terror de no esperarte
y que rompas el cristal de mi coraza.

Verdad... cuando vengas de nuevo
como has venido hoy a romperme los esquemas...
¿estaré preparada?

Más vale tarde que nunca

A veces es dificil ser coherente. Vivir de acuerdo con lo que uno cree. Repetimos a los demás demasiadas veces aquello de "lo prometido es deuda" pero.... ¿cuántas deudas tenemos entonces con nosotros mismos?

No me perdono. Y es un error.
Los errores se clavan en el pasado.
Se dejan atrás pero aún duelen.
Duelen porque no nos hemos perdonado.
Porque lo prometido es deuda y nos debemos de más.

Pero más vale tarde que nunca, y más vale una triste sonrisa que no volver a sonreir. Y el que se cae, se levanta, el que duerme de más despierta, el que se equivoca, rectifica, que para eso es de sabios.

Más vale tarde que nunca. Más vale hoy que nunca.

Y nunca fracasaré porque no me rendiré nunca
ante ninguna de las promesas que le he hecho
a esa rubia que me sonríe frente al espejo.

Sobre lo fugaz

Momentos que pasan y vuelan al recuerdo
se anidan en el corazón. Mueren pero a la vez nacen.
Cuando pasan dejan su estela. Su energía en mi sonrisa.

La música.

Los besos.

El viento.

La risa.

Los susurros en mi oído.

Las caricias en tu espalda.

La luz entre las rendijas.

Vienen y se van como las olas,
mágicos porque terminan. Irrepetibles.
Una y mil veces iguales y distintos.
Porque cuando vuelven a ser, yo ya no soy.
Soy de otra manera, distinta.
La música y la risa suenan distintas en mi.
Y vuelven a morir por fuera, a hacerse invisibles,
 y vuelven a nacer dentro de mí,
y vuelvo a ser otra siendo aún yo.

Las películas.

Tus pasos.

El eco de tu voz en mi memoria.

La poesía recitada.

Los sueños.

Fugaces, como las estrellas.

Brillantes y dulces como las golosinas,
que también siempre se acaban demasiado rápido.
Y entre su mágica estela de  fugacidad,
hacen brillar la vida. Porque ahí está la magia.

Homero decía "Los dioses nos envidian por ser mortales".

Yo me alegro de la fugacidad, de esas pequeñas cosas.
Que mueren en la tierra y nacen en el recuerdo,
construyendo una mágica vida llena de sonrisas
que duran para siempre =)
en la memoria del corazón.


Ahora, dentro de un rato

Hoy, sobre la coherencia.
Deseos que mueren en palabras y miedo de formularlos en voz alta,
como si se fueran a extinguir.

Deseos y voluntades como el telar de Penélope.
Barreras que levanta la incertidumbre.
Incendios provocados.
Saltos a un vacío lleno de rocas.
Piedras sobre mi propio tejado.

¿Dónde quedó la coherencia?
Quizás estoy embriagada de este mundo político
de promesas sin cumplir, de hipocresía.
Quizas ahora, lo haré, en un rato.

Quizás en mi cielo de nubes no queda sol para arcoiris.
Quizá toque aprender de una vez
a bailar bajo la lluvia.

¿Cuándo llegará la hora de luchar?
¿Cuándo romperé el caparazón de silencio?
¿Cuándo sonará el despertador
que haga que me levante a la vida?
Tal vez ahora, dentro de un rato.

Pues hoy no quiero mas ratos,
ni ahoras, ni luegos.
El tiempo no existe, sólo los relojes.
Mi ahora es mi siempre. Mi ojalá, mi futuro.
Tus caricias mi sueño.
Y los sueños, para cuando duerma.

En la realidad dibujaré una sonrisa
grande, blanca y preciosa, que todo lo llene.
Y con esa sonrisa lucharé por ser coherente.
Sin que tenga que venir a despertarme
ningún lunes,
ningún septiembre,
ningún deseo.

Mi deseo es vivir. Y yo decido cuando.
Decido que...
 ahora... dentro de un rato.

Miedo

No existe presión en tu pupila
solo un océano infinito.
Soledad profunda.

Tus manos abrazan mi cuello
casi con cariño, con deseo
te sumerges en mi superficie y me ocultas.

Tus labios besan mi ojalá
y no me dejan respirar.
Me haces presa de ti.

Pero entonces algo grita
algo grita en lo más hondo.
Quiere salir.
Lucha desesperadamente por salir.

Mi fracaso te hace fuerte. Te alimenta.
Creces más y más hasta que lo llenas todo.
Me hago pequeñita en tu inmensidad.

Pero mis duendes hacen que me crezcan alas.
Mi princesa las despliega, y me empuja.
Mi ángel me enseña con su ejemplo,
y yo... yo decido
que quiero aprender a volar.

Y cuando vuele, tú quedarás lejos.
Te veré desde el cielo, cada vez más y más pequeño.
Ya no quedará de ti más que una sombra.
Un recuerdo.

Y no un mal recuerdo.  Sino el recuerdo de que,
una vez, también yo necesité aprender de ti.
También yo necesité ángeles,
príncipes y princesas,
duendes...
que supieron descubrirme más allá de mí.

Y cuando por fin desaparezcas, miedo,
entonces y sólo entonces
apareceré YO.

Hoy me atreveré a ser yo


Dejaré de intentar que septiembre huela a abril
Que no queda verano en los amaneceres
Ni caricias en la espalda del futuro,
Desnuda, como un cielo sin estrellas.

Aún queda tinta en el vaso para pintar un sueño,
o abrazos eternos encerrados en la aurora.
Aunque alguien grite: ¡despierta! en las noticias,
No responderé al eco del mañana.

El hoy es hoy, ayer fue un silencio, destronado
por el ruido del mañana y sus fantasmas,
una lluvia de pupilas que se encogen
con el miedo del naufragio en la mirada.

¿Y si hoy me da por ser valiente?
¿Y si el miedo es un escudo de palabras?
Romper con los gritos de socorro
del alma que se encierra en su esperanza

¿Y si hoy ya no me importan los naufragios?
Ni el miedo, ni el ayer, ni los adioses
Ni el dinero, ni el dolor, ni el desengaño
Ni los gritos, ni el silencio, ni los diarios

Hoy  voy a ser yo con mis ausencias
Mi poesía, mi merienda de sucesos,
Mi melodrama, mis caricias sin destino
Mi colofón, mis canciones, mis abrazos

Yo con mis nostalgias y mis dudas.
Yo con mis aciertos y mis fallos.